P.- Creo que la prudencia está bastante reñida con el periodismo y la información..
R.- El mundo del periodismo y de la comunicación está en plena revolución. Esto ha cambiado tanto, en los últimos años, que la gente que no lo conoce de cerca o desde dentro no lo puede imaginar. Esto se venía venir. Las nuevas tecnologías han aportado muchas facilidades al mundo del periodismo pero también han incorporado muchos inconvenientes, muchos peligros. Mucha facilidad para caer en la falta de rigor. Parece que es más fácil contar lo que sucede –de hecho, el mundo se ha globalizado y puedes estar conectado a Internet en cualquier lugar del mundo, que antes era impensable-. Pero el mundo del periodismo, corre el riesgo de caer en la falta de prudencia, en el dar noticias poco contrastadas, en la repetición, en el copiarnos unos a otros, en el acceder a Internet y que todos demos, prácticamente, la misma información. Antes, el periodista por narices era un profesional que tenía que indagar, documentarse mucho, buscar la información. Hoy, todo eso ha cambiado mucho y se corre el riesgo de caer en lo fácil. Todo periodista serio y amante de esta profesión intenta ser siempre lo más objetivo posible. Teniendo en cuenta que la objetividad total no existe y quien diga lo contrario está equivocado. Ah! Y no tirarte a la piscina si no estás muy seguro de lo que dices. Siempre se puede cometer algún error pero, en general, el periodismo debe ser riguroso y prudente.
P.- Como presentador de informativos ¿Goza de la libertad suficiente para transmitir la información ante miles de telespectadores?
R.- Sí, yo he tenido la enorme suerte en mi carrera profesional, de tener esa libertad. La tiranía del presentador de informativos ante las cámaras suele ser el tiempo, no la falta de libertad. Un informativo en televisión es un formato muy exigente, en el que el tiempo está medido. Y en el que no tienes todo el espacio del mundo para contar y, normalmente, no cabe todo lo que quieres decir en el tiempo del que dispones. La hora, pues, es el verdadero tirano en esta falta de libertad. Por lo que tienes que ser escueto. En televisión, no valen las florituras y el tiempo es el que manda. Yo desde que llegué a Telecinco me he sentido muy bien porque los límites los pongo yo, los pone mi sentido común, mi prudencia y mi profesionalidad. La falta de libertad, por fortuna, a mí nunca me ha afectado. He vivido tiempos difíciles, de manipulaciones. TVE era una empresa que estaba en manos del Gobierno de turno y siempre se notaba la línea editorial que querían seguir.
P.- Suele asociarse la figura de un periodista, con el crecimiento de la audiencia de una cadena. ¿Ha aumentado la fidelidad del público, en Telecinco, gracias a usted?
R.- Los presentadores y presentadoras somos el último eslabón de una cadena inmensa de profesionales que hacen posible los informativos en televisión -que es un programa muy complejo de elaborar y de lanzar al aire, en directo-. La presencia de una u otra persona aporta un tanto por ciento de audiencia pero no somos determinantes. Es verdad, que la gente se acostumbra a ti y te conviertes en una persona familiar. Los presentadores de informativos tenemos esa peculiaridad: somos profesionales que nos introducimos en la casa de la gente, a las tres o a las nueve, o por la mañana. Y terminan acostumbrándose a nosotros. Y así, te conviertes en alguien familiar, que te cuenta que ha sucedido, o qué va a suceder. Pero nuestra aportación a la audiencia es limitada. En la televisión privada, la lucha por la audiencia es mucho más dura que en la televisión pública, que ya tiene un perfil de gente fija. Y es verdad, que nuestra figura como presentadores influye en que tú le caigas mejor o peor a la gente. También cuenta tu trayectoria, honestidad y tranquilidad.
P.- Si tuviera la oportunidad de cambiar o añadir algo en la televisión ¿qué haría?
R.- La televisión está en un momento de shock, de convulsión tremenda. En los años 80 se elaboraba una televisión muy interesante. Era otra forma de hacer tele. Se fue diluyendo en los años 90, y con el nuevo milenio terminó de destruirse. Hoy en día la televisión está buscando qué formatos tocar. Y en esa locura para atraer a una audiencia, cada vez más fragmentada, intenta reinventarse. Hay programas más acertados y menos acertados. Se nos ha olvidado un poco esa magia de la televisión. Lo fascinante que es si la utilizamos bien. La tele tiene la magia y el poder de enviar imágenes y sonidos a cualquier parte del mundo. Está el eterno debate de quien manda. Creo que existen formatos que están condenados a desaparecer y otros que están por llegar. Y yo soy de ver poca televisión. Y mira que es curioso porque llevo muchos años ganándome la vida con esto.
P.- En ocasiones, cuesta mucho entender cómo se estructuran los medios. Es una pasión difícil de encajar.
R.- Evidentemente, la televisión es un mundo tan complejo que es difícil de entender. Yo, por fortuna, el 90% de mi carrera la he centrado en la información. Pero la televisión no acaba ahí. La televisión es entretenimiento, es espectáculo. La televisión es muchas cosas. Por un lado, piensas que está todo inventado, y por el otro ves que también existen muchas posibilidades. Aunque parezca que sí, no todo está inventado y es cada vez más difícil innovar. Hubo un momento en el que dejé de pretender entenderlo todo. Ahora vivo el día a día e intento hacer bien lo que me toca hacer y procuro vivir, en este medio, con dignidad. Todos podemos caer en momentos de error o duda pero creo que la dignidad es algo muy personal. Y uno puede trabajar con dignidad hasta en las condiciones más insospechadas. Hay que ser más tolerante. A la televisión hay que darle menos importancia de la que se le da en muchas ocasiones. La tele es una anécdota y no es para tanto. Podríamos apagar mañana todas las televisiones del planeta y tampoco pasaría nada. Debemos preocuparnos por cosas muchísimo más importantes: hay bastantes problemas, injusticias y necesidades en este mundo.
P.- ¿Le han piropeado alguna vez?
R.- Sí, me han dicho que soy el George Clooney español. Aunque yo le doy muy poca trascendencia a ese asunto. No me siento nada del otro mundo. Soy poco coqueto y me interesa poco ese tema. El tener un físico más o menos favorecido en televisión ayuda, eso es evidente. Pero yo tampoco me veo nada del otro mundo. Nunca le he dado importancia ni se la voy a dar.
P.- ¿Qué sentirá Sara Carbonero presentando los informativos al lado de David Cantero?
R.- Lo mismo que yo. Sara es una chica bellísima y encantadora. La pobre tiene esta condición híper mediática, ahora mismo, por muchas circunstancias, entre ellas por tener a su novio futbolista Iker Casillas. Dos personas que están en la cresta mediática, pero son humildes y tranquilas. Estoy convencido de que Sara tiene una larguísima carrera por delante, más allá de su belleza o de su atractivo a través de las cámaras.
P.- En su faceta de escritor ¿qué nos quiere transmitir en las novelas?
R.- Yo escribo lo que puedo. Tengo la suerte de tener muchas ideas en la cabeza y de que esa pasión por escribir me acompañe siempre. Ahora estoy con una nueva novela, pero ya he publicado dos. Mis historias en los libros son dramáticas. Sin embargo, yo soy muy optimista.
TEST DE PEQUEÑAS CURIOSIDADES:
Un libro: “Crónicas Marcianas”, de Ray Bradbury.
Una película: “Deseando amar”, de Wong Kar-Wai.
Una virtud: la humildad.
Dos defectos: la impaciencia y, a veces, la ansiedad.
Si pudiera cambiar algo en su vida: Pues creo que nada, porque en el fondo somos
quienes somos gracias a lo que hemos vivido.
Lo más maravilloso que le ha podido pasar: mis hijos, sin la más mínima duda.
Una historia imborrable: la de mi padre.
Un camino por recorrer: el camino de la vida de mis hijos. Llegar a verles convertidos en buenos hombres y tener vida para eso. Estar ahí viendo que se valen por sí mismos.
Un cantante: Joan Manuel Serrat, fue muy importante para mí en mi juventud.
Un deportista: Rafa Nadal, a quien he conocido.
Un presentador de televisión: Sergio Sauca, que no sólo es uno de los mejores sino que además es una persona maravillosa.
Un torero: Espartaco.
Un color: El negro me gusta mucho.
Un viaje que le encantaría: he viajado mucho. Pero el próximo que me gustaría realizar sería en autocaravana por ahí, perdidos.
Una envidiosa corresponsalía: París o Londres.
Una religión: la de las buenas personas.
Un político: Julio Anguita.
Un filósofo: Lledó.
(Fotos de la entrevista realizadas por Isaac Villalba)