El robo de la imagen de la Virgen de la Cueva Santa, patrona de la diócesis de Segorbe-Castellón, activa -de nuevo- las alertas. Una prueba más de la inseguridad ciudadana. Y de la falta de ética y civismo. Un atentado a los pueblos de Altura y Segorbe y por extensión, a toda la diócesis. Una falta de respeto grandísimo a la libertad de expresión, y de ideología pero, por encima de todo, una falta de estima y consideración hacia la gente creyente de los pueblos. Quinientos años de veneración, de amor y de peregrinación que se han deshecho en un acto vandálico. Una pieza de poco valor patrimonial pero, sin duda, de incalculable "valor espiritual". Supongo que, más que la imagen, los ladrones buscaban el relicario de plata y oro que custodiaba la pieza. Y que les aportará beneficios. Pero... ahora queda la consternación para muchísimos fieles. Para centenares de personas que a lo largo de los siglos se han aclamado a la Virgen de la Cueva Santa. Y que difícil lo tendrán -si no se encuentra la imagen-. Mientras tanto, resignación ante un acto de cobardía que no tiene justificación alguna. (De mis intervenciones en Radio 9)