Segunda jornada de Benedicto XVI en Brasil. Sus primeras palabras se han referido al aborto. El Papa ha amenazado con la excomunión a todo político que apoye su despenalización. La prensa brasileña recoge ampliamente estas duras declaraciones del Pontífice en un momento en que todos los sectores de aquel país debaten el futuro proyecto de ley. Este jueves por la tarde (referido al 10 de mayo) el Papa se ha reunido con el Presidente Lula da Silva, y para esta noche está previsto un gran encuentro con los jóvenes. Se han fusionado en un abrazo dos hombres de biografías diametralmente opuestas, el ex obrero del cobre Lula da Silva, hoy presidente, y Joseph Ratzinger, teólogo de toda la vida, en su primera visita como Papa a Brasil. Durante media hora han puesto en común sus opiniones sobre la familia y los jóvenes, sobre los desafíos del hambre y la violencia, las enfermedades y la pobreza. La lucha contra la pobreza es su objetivo común en este gigantesco país, donde los rascacielos y los barrios opulentos se dan la mano con la miseria de las favelas. La Iglesia y el Estado, desde sus ámbitos respectivos, se ocupan de los pobres, como Los Hijos de San Francisco, que en el corazón de la megalópolis, afeitan y cortan el pelo a los mendigos. Brasil es uno de los países más jóvenes del planeta, de sus 185 millones de habitantes, más de la mitad no ha cumplido aún los veinte años. A los representantes de estas "generaciones del futuro", les ha reservado Benedicto XVI su primer acto público. Diez mil agentes velan por la seguridad del Papa y de las masas que le aclaman. Su primer saludo a la multitud, Benedicto XVI lo hizo desde una cabina antibalas.
(Crónica de Antonio Pelayo. Enviado Especial a Brasil para Antena 3 TV).
