La Iglesia católica de Birmania (Myanmar) ha alertado que las necesidades más urgentes para los damnificados por el ciclón Nargis son ayuda médica, comida, agua potable y refugio temporal. Según se señala en un comunicado difundido desde Roma por Cáritas Internationalis, se ha creado ya un equipo de expertos para el seguimiento y coordinación de la crisis, en el que, junto a miembros de diversas Cáritas donantes, participan también representantes de Cáritas Asia y Cáritas Bangladesh.
La red Cáritas esta apoyando la labor humanitaria de asistencia a las víctimas de la catástrofe que lleva a cabo la Iglesia birmana, uno de cuyos representante han asegurado, en un mensaje remitido a Cáritas Internationalis, que “estamos ante una grave situación y seriamente preocupados por la situación de la gente”. “Nuestro país –explica- se enfrenta a un drama en el que se ha confirmado hasta ahora la muerte de 22.000 personas, aunque la cifra sigue aumentando. Varios miles están desaparecidos y hay más de un millón de desplazados. La magnitud de la devastación ha arrasado un país ya de por sí pobre como es el nuestro”.
En el mensaje enviado por la Iglesia local desde Yangón se afirma que “dado el rastro de destrucción que ha dejado tras de sí la naturaleza, el acceso a las víctimas y las labores de ayuda resultan sumamente difíciles. Y aunque la información llega a cuentagotas, lo más urgente es agua, comida y material de abrigo. Miles de personas necesitan, además, asistencia médica urgente”. “La Iglesia está atendiendo a los damnificados con todos los medios de que disponemos y en estos momentos sombríos nos llenan de ánimo las muestras de apoyo de nuestros hermanos del exterior, a quienes que agradecemos vuestra cercanía y solidaridad”.
La red Cáritas esta apoyando la labor humanitaria de asistencia a las víctimas de la catástrofe que lleva a cabo la Iglesia birmana, uno de cuyos representante han asegurado, en un mensaje remitido a Cáritas Internationalis, que “estamos ante una grave situación y seriamente preocupados por la situación de la gente”. “Nuestro país –explica- se enfrenta a un drama en el que se ha confirmado hasta ahora la muerte de 22.000 personas, aunque la cifra sigue aumentando. Varios miles están desaparecidos y hay más de un millón de desplazados. La magnitud de la devastación ha arrasado un país ya de por sí pobre como es el nuestro”.
En el mensaje enviado por la Iglesia local desde Yangón se afirma que “dado el rastro de destrucción que ha dejado tras de sí la naturaleza, el acceso a las víctimas y las labores de ayuda resultan sumamente difíciles. Y aunque la información llega a cuentagotas, lo más urgente es agua, comida y material de abrigo. Miles de personas necesitan, además, asistencia médica urgente”. “La Iglesia está atendiendo a los damnificados con todos los medios de que disponemos y en estos momentos sombríos nos llenan de ánimo las muestras de apoyo de nuestros hermanos del exterior, a quienes que agradecemos vuestra cercanía y solidaridad”.