El sacerdote diocesano Nuno Miguel Carvalho Vieira ha presentado recientemente un importante trabajo de investigación centrado en la figura de los obispos que a lo largo de varios siglos han ocupado la sede segobricense. Hombres de fe y de cultura a quienes se les confió el destino de su Iglesia y se les encomendaron importantes empresas políticas y sociales, que ahora aparecen registrados en la obra de este sacerdote portugués que ejerce su ministerio en la parroquia de San Bartolomé de Torreblanca.
Los beneficios recaudados por la venta del libro – que puede adquirirse en la librería Roses de Castellón o en la misma parroquia- servirán para sufragar parte de los gastos de restauración del tejado del templo parroquial de Torreblanca.
Los beneficios recaudados por la venta del libro – que puede adquirirse en la librería Roses de Castellón o en la misma parroquia- servirán para sufragar parte de los gastos de restauración del tejado del templo parroquial de Torreblanca.
P.-¿Por qué surge la iniciativa de editar un libro con los rostros de los obispos de la diocesis segorbina?
R.-Iniciando mi ministerio en Segorbe, por la proximidad a la Catedral y a la historia de la ciudad y dedicándome yo a la investigación en el área de historia de la Iglesia decidí hacer un estudio bibliográfico sobre los obispos de Segorbe. Indagando sobre sus personas y sobre sus obras. Por coincidencia, en ese momento, tuvo lugar la restauración de los cuadros de los prelados segobricences.
R.-Iniciando mi ministerio en Segorbe, por la proximidad a la Catedral y a la historia de la ciudad y dedicándome yo a la investigación en el área de historia de la Iglesia decidí hacer un estudio bibliográfico sobre los obispos de Segorbe. Indagando sobre sus personas y sobre sus obras. Por coincidencia, en ese momento, tuvo lugar la restauración de los cuadros de los prelados segobricences.
P.-¿Cómo se las apañó para encontrar la información que aparece en esta obra que se puede considerar biográfica?
R.-La diócesis de Segorbe-Castellón es depositaria y propietaria de una de las bibliotecas más notables de toda la Comunidad Valenciana ubicada en el Seminario Conciliar de Segorbe, legado de los jesuitas, dominicos y obispos diocesanos que la nutrieron con el paso de los años de notables obras históricas, religiosas, teológicas y de otras áreas. Además, me serví de obras bibliográficas de carácter general como son las enciclopedias y diccionarios.
R.-La diócesis de Segorbe-Castellón es depositaria y propietaria de una de las bibliotecas más notables de toda la Comunidad Valenciana ubicada en el Seminario Conciliar de Segorbe, legado de los jesuitas, dominicos y obispos diocesanos que la nutrieron con el paso de los años de notables obras históricas, religiosas, teológicas y de otras áreas. Además, me serví de obras bibliográficas de carácter general como son las enciclopedias y diccionarios.
P.-La catedral de Segorbe dispone de una importante colección de retratos de estos obispos ¿podemos considerar que esas imágenes reflejan con autenticidad el rostro físico de ese personaje?
R.-En el siglo XVII se inició la formación de esta colección de retratos con la escuela pictórica de los Ribalta. Cabe destacar la intervención de maestros reconocidos como Blas González García, José Camarón, Manuel Camarón, y Vicente López, entre otros, que idealizaron, según el conocimiento de la vida y obra de los obispos de Segorbe, sus rostros. Por tanto, deducimos que es a partir de finales del siglo XVII cuando los retratos corresponden a los personajes.
P.-¿Cree que su obra ayudará a conocer con más detalle la historia episcopal de Segorbe?
R.-El trabajo de fondo ya está hecho por los obispos Juan Bautista Pérez (1592-1597) y Francisco de Asís Aguilar (1881-1899) así como también por el canónigo Villagrasa y el archivero Peregrín Llorens, los cuales indagaron en los fondos documentales de la catedral, hoy desgraciadamente perdidos. La pretensión de esta obra fue dar a conocer resumidamente los datos personales, biográficos y bibliográficos de los obispos de Segorbe. A partir de aquí los más curiosos e interesados por la historia se remitirán a las obras de los mencionados autores.
P.-¿Cómo estructura la obra al hablar de cada prelado?
R.-Me baso en los estudios ya realizados pero rectificando algunos errores de esas obras. Además, procuré atribuir a cada obispo su escudo episcopal. Con relación a los datos biográficos indagué la fecha de nacimiento y de muerte, su naturalidad y toda la trayectoria episcopal de cada prelado, especialmente cada una de las sedes que ocuparon.
P.-¿Qué le inspiró el hecho de observar cada una de las obras?
R.-Cuando nos adentramos en la pesquisa de una determinada obra histórica deparamos con personajes, inmensos en el silencio de los documentos esperando que revelemos sus hazañas y seamos benevolentes con sus errores. A menudo, sentí un deseo fisgón de imaginar el rostro de aquellos que se convirtieron en objeto de mi estudio. Así, les puse rostro.
P.-Como autor de este estudio biográfico ¿cómo valora la acción de los obispos en una iglesia diocesana?
R.-En todas las épocas, la acción de los obispos es valorada por su capacidad de pastorear la Iglesia que les fue confiada. Y así podemos destacar los diversos ámbitos en los cuales los obispos fueron figuras relevantes. Como no recordar el celo pastoral de D. Juan de Tahust o las Constitucional Sinodales de D. Sancho D’Ull. Sin olvidar la excelencia de pensamiento de D. Juan Bautista Pérez, D. Alonso Cano, D. Francisco de Asís Aguilar o de D. Lorenzo Lay, grandes difusores y fundadores de instituciones educativas como el Seminario de Segorbe. Pero también cabe mencionar las obras asistenciales que proliferaron por toda la diócesis en tiempos de D. Lorenzo Gómez, D. Domingo Canubio, D. Mariano Miguel y D. Luis Amigó, entre otros.
Como la historia siempre hay que verla en perspectiva, estos obispos –como los actuales- criticados en el contexto del momento logran un mayor reconocimiento y justicia por los que hoy contemplamos su obra. Desde luego la figura tan criticada y poco reconocida de los pastores de nuestro tiempo son análogas a los obipos de otras épocas. Acercarnos a sus hechos es reconocer la importancia de la figura del obispo, pastor que cuida el rebaño que Dios le ha confiado y tiene como deber ser imagen visible de la unidad de la Iglesia y de la encarnación del Evangelio en la sociedad.
R.-En el siglo XVII se inició la formación de esta colección de retratos con la escuela pictórica de los Ribalta. Cabe destacar la intervención de maestros reconocidos como Blas González García, José Camarón, Manuel Camarón, y Vicente López, entre otros, que idealizaron, según el conocimiento de la vida y obra de los obispos de Segorbe, sus rostros. Por tanto, deducimos que es a partir de finales del siglo XVII cuando los retratos corresponden a los personajes.
P.-¿Cree que su obra ayudará a conocer con más detalle la historia episcopal de Segorbe?
R.-El trabajo de fondo ya está hecho por los obispos Juan Bautista Pérez (1592-1597) y Francisco de Asís Aguilar (1881-1899) así como también por el canónigo Villagrasa y el archivero Peregrín Llorens, los cuales indagaron en los fondos documentales de la catedral, hoy desgraciadamente perdidos. La pretensión de esta obra fue dar a conocer resumidamente los datos personales, biográficos y bibliográficos de los obispos de Segorbe. A partir de aquí los más curiosos e interesados por la historia se remitirán a las obras de los mencionados autores.
P.-¿Cómo estructura la obra al hablar de cada prelado?
R.-Me baso en los estudios ya realizados pero rectificando algunos errores de esas obras. Además, procuré atribuir a cada obispo su escudo episcopal. Con relación a los datos biográficos indagué la fecha de nacimiento y de muerte, su naturalidad y toda la trayectoria episcopal de cada prelado, especialmente cada una de las sedes que ocuparon.
P.-¿Qué le inspiró el hecho de observar cada una de las obras?
R.-Cuando nos adentramos en la pesquisa de una determinada obra histórica deparamos con personajes, inmensos en el silencio de los documentos esperando que revelemos sus hazañas y seamos benevolentes con sus errores. A menudo, sentí un deseo fisgón de imaginar el rostro de aquellos que se convirtieron en objeto de mi estudio. Así, les puse rostro.
P.-Como autor de este estudio biográfico ¿cómo valora la acción de los obispos en una iglesia diocesana?
R.-En todas las épocas, la acción de los obispos es valorada por su capacidad de pastorear la Iglesia que les fue confiada. Y así podemos destacar los diversos ámbitos en los cuales los obispos fueron figuras relevantes. Como no recordar el celo pastoral de D. Juan de Tahust o las Constitucional Sinodales de D. Sancho D’Ull. Sin olvidar la excelencia de pensamiento de D. Juan Bautista Pérez, D. Alonso Cano, D. Francisco de Asís Aguilar o de D. Lorenzo Lay, grandes difusores y fundadores de instituciones educativas como el Seminario de Segorbe. Pero también cabe mencionar las obras asistenciales que proliferaron por toda la diócesis en tiempos de D. Lorenzo Gómez, D. Domingo Canubio, D. Mariano Miguel y D. Luis Amigó, entre otros.
Como la historia siempre hay que verla en perspectiva, estos obispos –como los actuales- criticados en el contexto del momento logran un mayor reconocimiento y justicia por los que hoy contemplamos su obra. Desde luego la figura tan criticada y poco reconocida de los pastores de nuestro tiempo son análogas a los obipos de otras épocas. Acercarnos a sus hechos es reconocer la importancia de la figura del obispo, pastor que cuida el rebaño que Dios le ha confiado y tiene como deber ser imagen visible de la unidad de la Iglesia y de la encarnación del Evangelio en la sociedad.