Es una de las estrellas de nuestra comunicación, que lleva ya más de treinta años ejerciendo el periodismo. Con una gran profesionalidad sobre sus espaldas que ha quedado reflejada en los diversos programas, en directo, que ha dirigido y presentado –tanto en radio como en televisión- y en los varios premios que ha recibido. El último de ellos, el premio Antena de Plata de la Federación de Periodistas de España. La periodista y presentadora, Nieves Herrero, se define como una mujer que siempre consigue aprender de los errores, que reflexiona sobre los acontecimientos y que está tremendamente obsesionada con el tema de la verdad. Por eso, afirma que “quedarse en el éxito o en el fracaso me parece de pobreza humana”, y aboga por vivir la vida –que es maravillosa en sí misma- “buscando siempre aprender sin instalarse en la mentira”.
Conocida por muchos por el sobrenombre de “Chica Hermida”, concede en Madrid esta entrevista al Periódico Mediterráneo para hablar de sus comienzos en el periodismo y de su trayectoria en los diferentes medios de comunicación. Y, si algo quedó más que claro al final de la entrevista fue su pasión por realizar un periodismo cada vez más humano: donde se descubre el auténtico rostro de las personas.
P.- ¿Quisiera olvidar aquella noche en que se encontraron los cuerpos de las niñas de Alcàsser y usted vivió ese trago en su programa “De tú a tú”? ¿Comenzó aquella noche un nuevo género de reality?
R.- Forma parte de mi vida y, además, creo que fue una enseñanza. Siempre pienso que se puede sacar una enseñanza de todo. Ese acontecimiento me hizo reflexionar mucho. Y es bueno que un periodista se pare a reflexionar en mitad de la vorágine de lo que está haciendo. Porque cuando recibes críticas es porque, seguramente, algo has hecho mal. Eso es evidente, hay que rectificar y es lo positivo. Por otra parte está lo negativo: que fue un suceso terrible. Y yo nunca he hechos sucesos. Soy una persona que he realizado magacines, donde contaba historias humanas.
Creo que a las mujeres se nos ha maltratado muchísimo a nivel de titulares. Es muy fácil hacer un chiste de cualquier persona que se asome por televisión, sobre todo, si es mujer. La agresividad que existe contra las mujeres es enorme. Hay que ser un poco más serios.
Conocida por muchos por el sobrenombre de “Chica Hermida”, concede en Madrid esta entrevista al Periódico Mediterráneo para hablar de sus comienzos en el periodismo y de su trayectoria en los diferentes medios de comunicación. Y, si algo quedó más que claro al final de la entrevista fue su pasión por realizar un periodismo cada vez más humano: donde se descubre el auténtico rostro de las personas.
P.- ¿Por qué eligió dedicarse al mundo de la comunicación?
R.- Fue porque empecé a escribir. Y porque soy consciente de que siempre existe un maestro detrás de una vocación. El mío fue la profesora que tuve de Literatura, que siempre ensalzaba todo lo que yo hacía o escribía. Fue cuando me planteé el por qué no vivir de escribir. Y alguien me dijo que existía una profesión que era de periodistas –porque no tengo tradición familiar-. En mi casa había muchos médicos, abogados,… Cuando dije que quería ser periodista aquello fue una sorpresa. Así que empecé muy pronto y le eché valor. Y tenía claro que si no conseguía ponerme pronto a trabajar, mi familia me apartaba de aquello.
Fui a un periódico, di ideas –por cierto, llevé muchas- y aquello al director le impactó. Me mandó una faena y al día siguiente se la entregué. Me mandó, después otras cuestiones y lo mismo. Y, así, es como empecé.
R.- Fue porque empecé a escribir. Y porque soy consciente de que siempre existe un maestro detrás de una vocación. El mío fue la profesora que tuve de Literatura, que siempre ensalzaba todo lo que yo hacía o escribía. Fue cuando me planteé el por qué no vivir de escribir. Y alguien me dijo que existía una profesión que era de periodistas –porque no tengo tradición familiar-. En mi casa había muchos médicos, abogados,… Cuando dije que quería ser periodista aquello fue una sorpresa. Así que empecé muy pronto y le eché valor. Y tenía claro que si no conseguía ponerme pronto a trabajar, mi familia me apartaba de aquello.
Fui a un periódico, di ideas –por cierto, llevé muchas- y aquello al director le impactó. Me mandó una faena y al día siguiente se la entregué. Me mandó, después otras cuestiones y lo mismo. Y, así, es como empecé.
P.- ¿Vocación de periodista o vocación de escritora? ¿Prefiere la radio o la televisión?
R.- Soy periodista porque mi gran vocación es escribir. Y, luego, me encontré con algo inesperado que fue la radio y que encaja muy bien con mi personalidad. Porque soy muy rápida, nerviosa y me encanta que algo suceda y contarlo. Así, me enamoré de la radio. Es verdad, que la televisión siempre ayuda a que te conozcan. Pero yo prefiero escribir, aunque la radio me parece un medio magnífico. Me considero una persona muy inquieta y cuando llevo mucho tiempo trabajando en un mismo sitio me apetece no dormirme y seguir aprendiendo. Por eso, al final me escapo y me voy a otro lugar donde crea que tengo que seguir aprendiendo.
R.- Soy periodista porque mi gran vocación es escribir. Y, luego, me encontré con algo inesperado que fue la radio y que encaja muy bien con mi personalidad. Porque soy muy rápida, nerviosa y me encanta que algo suceda y contarlo. Así, me enamoré de la radio. Es verdad, que la televisión siempre ayuda a que te conozcan. Pero yo prefiero escribir, aunque la radio me parece un medio magnífico. Me considero una persona muy inquieta y cuando llevo mucho tiempo trabajando en un mismo sitio me apetece no dormirme y seguir aprendiendo. Por eso, al final me escapo y me voy a otro lugar donde crea que tengo que seguir aprendiendo.
P.- ¿Qué le quedó –personal y profesionalmente- de aquellos programas junto al periodista Jesús Hermida?
R.- Quedó el recuerdo y una amistad extraordinaria. Además, con Jesús Hermida comencé a dar clases de Periodismo –hace ya 9 años- aquí en Madrid. Yo a él le quiero como si fuera mi padre. Y es mi padre televisivo. Él me aconseja muchas cosas. Y en momentos de locura –dentro de mi profesión- ha sabido aconsejarme muy bien. En ocasiones no ha sabido pararme, porque me pongo muy cabezona. Cuando he creído que era el momento de irme de un sitio, él me decía: “Pero, piénsatelo”. Y no le he escuchado. Y tengo claro que debería escucharle más, porque le quiero muchísimo y le tengo un afecto más allá de lo laboral. Es esa persona a la que uno puede acudir en cuanto tiene un problema.
R.- Quedó el recuerdo y una amistad extraordinaria. Además, con Jesús Hermida comencé a dar clases de Periodismo –hace ya 9 años- aquí en Madrid. Yo a él le quiero como si fuera mi padre. Y es mi padre televisivo. Él me aconseja muchas cosas. Y en momentos de locura –dentro de mi profesión- ha sabido aconsejarme muy bien. En ocasiones no ha sabido pararme, porque me pongo muy cabezona. Cuando he creído que era el momento de irme de un sitio, él me decía: “Pero, piénsatelo”. Y no le he escuchado. Y tengo claro que debería escucharle más, porque le quiero muchísimo y le tengo un afecto más allá de lo laboral. Es esa persona a la que uno puede acudir en cuanto tiene un problema.
P.- Estuvo varios años trabajando en televisión ¿Con qué se quedaría de la “caja tonta” y que desecharía?
R.- He estado catorce años trabajando en la televisión, realizando programas matinales y nocturnos. Y me queda el saber que la imagen tiene un poder que no tiene ningún otro medio. Que puede ser una profesión maravillosa pero al mismo tiempo una profesión en la que siempre se está rozando un límite. Una profesión muy delicada porque, en ocasiones, la gente se puede fijar en algo absurdo como puede ser una corbata. La televisión retrata, también, el alma de la gente: es una radiografía de cómo es la persona. Pero, también, deja ese mal sabor de boca: va a demasiada velocidad, se profundiza poco y luego siempre está esa barrera de saber si nos habremos pasado.
En ocasiones, los temas que se tratan ahí son muy delicados y pueden traspasar un límite. Eso es algo que a mí me agobia mucho. Por eso me dejé la televisión y me fui a la radio –donde he estado once años-. Y por eso tengo esa relación amorosa pero a la vez miedosa, con la televisión. Ahora, vuelvo a ella por medio de las cadenas autonómicas.
R.- He estado catorce años trabajando en la televisión, realizando programas matinales y nocturnos. Y me queda el saber que la imagen tiene un poder que no tiene ningún otro medio. Que puede ser una profesión maravillosa pero al mismo tiempo una profesión en la que siempre se está rozando un límite. Una profesión muy delicada porque, en ocasiones, la gente se puede fijar en algo absurdo como puede ser una corbata. La televisión retrata, también, el alma de la gente: es una radiografía de cómo es la persona. Pero, también, deja ese mal sabor de boca: va a demasiada velocidad, se profundiza poco y luego siempre está esa barrera de saber si nos habremos pasado.
En ocasiones, los temas que se tratan ahí son muy delicados y pueden traspasar un límite. Eso es algo que a mí me agobia mucho. Por eso me dejé la televisión y me fui a la radio –donde he estado once años-. Y por eso tengo esa relación amorosa pero a la vez miedosa, con la televisión. Ahora, vuelvo a ella por medio de las cadenas autonómicas.
P.- ¿Quisiera olvidar aquella noche en que se encontraron los cuerpos de las niñas de Alcàsser y usted vivió ese trago en su programa “De tú a tú”? ¿Comenzó aquella noche un nuevo género de reality?
R.- Forma parte de mi vida y, además, creo que fue una enseñanza. Siempre pienso que se puede sacar una enseñanza de todo. Ese acontecimiento me hizo reflexionar mucho. Y es bueno que un periodista se pare a reflexionar en mitad de la vorágine de lo que está haciendo. Porque cuando recibes críticas es porque, seguramente, algo has hecho mal. Eso es evidente, hay que rectificar y es lo positivo. Por otra parte está lo negativo: que fue un suceso terrible. Y yo nunca he hechos sucesos. Soy una persona que he realizado magacines, donde contaba historias humanas.
Creo que a las mujeres se nos ha maltratado muchísimo a nivel de titulares. Es muy fácil hacer un chiste de cualquier persona que se asome por televisión, sobre todo, si es mujer. La agresividad que existe contra las mujeres es enorme. Hay que ser un poco más serios.
P.- Sigue, de nuevo, en la televisión… ¿Cree que ha cambiado, este medio de comunicación, tal y como usted lo conoció en sus inicios?
R.- Sigo en la televisión. He realizado un programa por el que me han dado la Antena de Oro y estoy encantada porque es un espacio que dedica a estar un día en la vida de personas conocidas. Se llama “Un día con”. Y en él te acercas a la realidad para darte cuenta de que detrás de unos personajes conocidos, existe mucho esfuerzo y trabajo. Compruebas que nada es gratuito y que cuando alguien ha conseguido una enorme fama es porque detrás hay mucho trabajo.
La televisión ha ganado en velocidad: es más dinámica. Pero ha perdido en profundidad. Es muy difícil hacer televisión. Muchas veces el presentador de un programa no es responsable de lo que está haciendo porque le están poniendo un formato que tal vez él no realizaría.
R.- Sigo en la televisión. He realizado un programa por el que me han dado la Antena de Oro y estoy encantada porque es un espacio que dedica a estar un día en la vida de personas conocidas. Se llama “Un día con”. Y en él te acercas a la realidad para darte cuenta de que detrás de unos personajes conocidos, existe mucho esfuerzo y trabajo. Compruebas que nada es gratuito y que cuando alguien ha conseguido una enorme fama es porque detrás hay mucho trabajo.
La televisión ha ganado en velocidad: es más dinámica. Pero ha perdido en profundidad. Es muy difícil hacer televisión. Muchas veces el presentador de un programa no es responsable de lo que está haciendo porque le están poniendo un formato que tal vez él no realizaría.
P.- ¿Cuál ha sido su programa favorito en televisión –con el que más disfrutó-?
R.- El programa con el que más he disfrutado en mi carrera –además de “Tú a tú”-, ha sido “Hoy es posible”. Ha sido el programa de mi vida, con un tono de solidaridad. En aquel entonces, yo ya no quería hacer la televisión que me proponían, y Televisión Española me ofreció este espacio. A través de él, conseguimos llevar la luz a lugares de España que no tenían. Hicimos muchas cosas y muy bonitas. Recuerdo incluso cuando ayudamos a un español que estaba condenado a muerte. Y, sinceramente, de eso me siento orgullosa. Porque esta profesión yo la tengo para indagar la verdad y porque se que a través de ella se pueden hacer muchas cosas.
R.- El programa con el que más he disfrutado en mi carrera –además de “Tú a tú”-, ha sido “Hoy es posible”. Ha sido el programa de mi vida, con un tono de solidaridad. En aquel entonces, yo ya no quería hacer la televisión que me proponían, y Televisión Española me ofreció este espacio. A través de él, conseguimos llevar la luz a lugares de España que no tenían. Hicimos muchas cosas y muy bonitas. Recuerdo incluso cuando ayudamos a un español que estaba condenado a muerte. Y, sinceramente, de eso me siento orgullosa. Porque esta profesión yo la tengo para indagar la verdad y porque se que a través de ella se pueden hacer muchas cosas.
P.- ¿Qué destacaría de las innumerables entrevistas que ha realizado a personas y personajes?
R.- Ahora tengo mucha suerte porque en el Periódico El Mundo tengo la satisfacción de publicar entrevistas larguísimas a diversos personajes. Algo inaudito, en radio y en televisión. Sin embargo, destacaría la impresión que me causa la periodista Irene Villa, que a los doce años sufrió un atentado terrorista, en el que perdió las dos piernas. Impresiona -como ser humano y como persona- el cómo admite las cosas que le suceden, incluso las más terribles, con una naturalidad impresionante. Ella dice que nació sin piernas –desde el día del atentado- y que se ha convencido de ello, porque sino se amargaría la existencia. Por otra parte, Monserrat Caballé me hizo descubrir a un ser humano extraordinario. En conclusión: mucho esfuerzo y sacrificio detrás de cada famoso. Cada personaje supone una historia, en la que descubro a seres humanos, detrás de las caras, de los nombres y de los titulares.
R.- Ahora tengo mucha suerte porque en el Periódico El Mundo tengo la satisfacción de publicar entrevistas larguísimas a diversos personajes. Algo inaudito, en radio y en televisión. Sin embargo, destacaría la impresión que me causa la periodista Irene Villa, que a los doce años sufrió un atentado terrorista, en el que perdió las dos piernas. Impresiona -como ser humano y como persona- el cómo admite las cosas que le suceden, incluso las más terribles, con una naturalidad impresionante. Ella dice que nació sin piernas –desde el día del atentado- y que se ha convencido de ello, porque sino se amargaría la existencia. Por otra parte, Monserrat Caballé me hizo descubrir a un ser humano extraordinario. En conclusión: mucho esfuerzo y sacrificio detrás de cada famoso. Cada personaje supone una historia, en la que descubro a seres humanos, detrás de las caras, de los nombres y de los titulares.
P.- ¿Cómo ve el futuro de los medios de comunicación?
R.- Estamos entrando en la era de la digitalización. Algo maravilloso porque van a cambiar mucho las cosas, sobre todo la televisión. Que será muy interactiva y en la que se fragmentarán más las audiencias. Priorizando las televisiones pequeñas. Aún así, no creo que desaparezca nunca la prensa escrita ni los libros.
R.- Estamos entrando en la era de la digitalización. Algo maravilloso porque van a cambiar mucho las cosas, sobre todo la televisión. Que será muy interactiva y en la que se fragmentarán más las audiencias. Priorizando las televisiones pequeñas. Aún así, no creo que desaparezca nunca la prensa escrita ni los libros.
P.- Esta puesta, de nuevo, en otra novela… ¿Es así?
R.- Sí, mi novela salió de una noticia pequeña que leí en la prensa (“En ocasiones de las cosas pequeñas puedes tirar del hilo y hacer grandes cosas”). Se publicará en septiembre y su argumento gira entorno a un chico joven, trasplantado de corazón. Y a partir de ahí habla de un hecho real: yo cubrí la noticia de los veinticinco años de transplantes en el Hospital Puerta de Hierro, de Madrid. Allí conocí a un chico que me fascinó y a raíz de esa historia real después hago ficción. Y, a partir de su caso he creado a un personaje.
R.- Sí, mi novela salió de una noticia pequeña que leí en la prensa (“En ocasiones de las cosas pequeñas puedes tirar del hilo y hacer grandes cosas”). Se publicará en septiembre y su argumento gira entorno a un chico joven, trasplantado de corazón. Y a partir de ahí habla de un hecho real: yo cubrí la noticia de los veinticinco años de transplantes en el Hospital Puerta de Hierro, de Madrid. Allí conocí a un chico que me fascinó y a raíz de esa historia real después hago ficción. Y, a partir de su caso he creado a un personaje.