Las puertas del Vaticano se abrieron, hace algunos días, por tercera vez, al presidente ruso, Vladimir Putin, que mantuvo su primera entrevista con Benedicto XVI, con quien analizó la situación en Oriente Medio y las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Rusa. Putin que ya estuvo en la Santa Sede en los años 2000 y 2003, cuando se entrevistó con Juan Pablo II, habló a solas durante 25 minutos con Benedicto XVI, con el que abordó asimismo los problemas derivados del extremismo y la intolerancia, según informó el Vaticano en un comunicado. El presidente ruso fue uno de los pocos mandatarios del mundo que no asistió ni al entierro de Juan Palo II ni a la ceremonia de comienzo de pontificado del Papa Ratzinger, por lo que la visita levantó gran interés, sobre todo entre los católicos rusos.
Practicantes en Rusia
Los practicantes del catolicismo en Rusia son apenas 600.000 y esperan que la visita mejore su situación y puedan ejercer con más libertad su labor en ese país, donde la gran mayoría son cristianos ortodoxos, dependientes del poderoso Patriarcado de Moscú.
La audiencia, según el comunicado, se desarrolló en un clima "muy positivo", que permitió resaltar las cordiales relaciones "existentes entre la Santa Sede y la Federación Rusa".
La visita duró poco más de una hora y, tras la misma, Putin se reunió con el primer ministro italiano, Romano Prodi.Ese mismo día, poco después de salir de la Sala de Prensa de la Santa Sede, me "pescaron" en plena Plaza de San Pedro, los periodistas del primer canal de la Televisión Rusa, que me pidieron una valoración personal, como sacerdote, de la visita del presidente Putin al Papa Benedicto XVI. Insistí en que no hablaba ruso pero se empeñaron en que la entrevista fuera en español para luego doblarla en su idioma. ¡Espero que les sirviera para algo!