Su mejor trofeo ha sido conseguir ser uno de los mejores toreros del panorama nacional, ocupando los primeros puestos en el escalafón taurino. Es sin duda alguna, una de las más brillantes carreras de la tauromaquia de nuestro siglo. Su nombre es Julián López y su apellido para la afición: “El Juli”. En esta entrevista el joven torero habla de su trayectoria profesional. De sus inicios, de sus logros y, en definitiva, del arte de vivir por y para el toro. Y nos descubre la historia de una joven voluntad hecha ya realidad. También, nos transmite en sus gestos y en sus palabras la pasión por una vocación que le llena en plenitud y que le colma de felicidad.
En esta afable y simpática conversación también tiene palabras de recuerdo hacia la plaza de toros de Castellón -por la que siente un especial afecto- y destaca la figura del torero castellonense Abel Valls, a quien le augura un buen futuro. Y si algo quedó más que claro, al final de la entrevista, es que –según él- cada día está más cerca de lo que siempre quiso ser.
P.- ¿Cuándo comenzó a forjarse como torero? ¿De la mano de quienes inició esta historia?
R.- Siempre con mi padre. Él ha sido el puntal más importante de mi carrera, que siempre ha estado ahí a mi lado. Y luego, en la escuela taurina con el maestro Joaquín Bernardó y con Gregorio Sánchez -que fueron los que me ayudaron-. Sobre todo, Gregorio Sánchez que viajó siempre conmigo hasta que debuté con picadores.
P.- ¿Cuál fue la inquietud principal de aquel niño que quería ser torero y que pidió como regalo de Primera Comunión un capote de torero?
R.- A mí siempre me han gustado mucho los toros y la ilusión más grande que tenía era la de ser torero. Y bueno… en la Primera Comunión cuando les hacían un regalo a mis hermanos yo tenía claro que mi regalo era la posibilidad de empezar en este mundo.
P.- ¿Qué momento recuerda como el más importante, en sus inicios, que le ayudó a dar el gran paso?
R.- Más que un momento clave tengo un recuerdo muy bueno y de mucho agradecimiento a la escuela taurina. Creo que para mí esa etapa fue importantísima. Me forjé como torero y aprendí muchas cosas como persona.
P.- De sus inicios ya han pasado unos cuantos años ¿Cuántas corridas ha toreado ya?
R.- Yo creo que ya son 1200. Y la verdad que muchísimas.
P.- ¿Qué hace, normalmente, el Juli la víspera de un día de corrida? ¿Y el mismo día del debut?
R.- Generalmente, mucha tranquilidad, mucho tiempo para pensar. Soy una persona que veo que es muy importante la mentalización para torear. Creo que es un proceso espiritual muy importante en el que hay que saber y tener muy meditado todo lo que puede pasar. Y me gusta tener mucho tiempo para mí.
P.- ¿Qué toreros son un referente para usted? ¿Quiénes han marcado su estilo?
R.- Muchos. Yo he aprendido mucho de todos. Creo que el toreo es muy complejo como para resumirlo en un torero. Pero he aprendido cosas y ha habido toreros a los que les he tomado muchas formas técnicamente. Luego, evidentemente, las he transformado a mi toreo y las he introducido en mi forma de torear, con mi personalidad. Pero la técnica del toreo está ahí y está para todos. Para el que la quiera coger.
P.- ¿Con qué ganaderías o hierros le es más fácil practicar el toreo?
R.- Ahora mismo la ganadería de más garantías es la de Domecq, en general, por cantidad y por calidad. Luego hay otras ganaderías que me encantan. Pero a mi me gusta el toro bueno de todos los sitios. El toro bueno de Santa Coloma, de Atanasio, de Núñez,… Pero,… creo que –ahora mismo- el encaste Domecq es el que guarda más regularidad.
P.- ¿Qué opinión le merecen los Victorinos?
R.- Es una ganadería importantísima. Es peculiar y tiene sus teclas. Y a mí me encanta también el toro bueno de Victorino, puesto que creo que es un toro muy importante.
Un tipo de toro que a la gente le gusta. Que aunque no permita hacer el toreo que al público, de verdad, le gusta pero permite ver faenas a la antigua usanza y ver a los toreros preparados y superando esas dificultades.
P.- ¿Ha bordado El Juli el arte del toreo? ¿Ha impuesto una nueva modalidad en la plaza?
R.- Yo no he buscado eso tampoco. Ni se si lo habré conseguido o no. No era mi meta. Mi meta es mostrarme como torero. No quedarme nada dentro y salir a la plaza y ver. Ser capaz de transmitir al público. Que el público se emocione con lo que hago.
Al final, te das cuenta de que la historia da muchas vueltas y el destino es caprichoso. Pero mi ilusión es disfrutar y hacer disfrutar.
P.- ¿Cree que ya ha subido a lo más alto o nos queda algo por ver de usted?
R.- Profesionalmente, creo que estoy en un sitio en el que siempre he querido estar. Aún así creo que me quedan muchas cosas por conseguir, en cuanto a mi toreo. Cada día estoy más cerca de lo que siempre he querido ser y del torero que yo verdaderamente he llevado dentro. Pero, creo que me quedan más cosas. De hecho, sigo toreando por eso.
P.- ¿Con quien le gusta siempre compartir cartel?
R.- Me gusta con todos los toreros. Pero, evidentemente, hay ahora un plantel importantísimo de toreros jóvenes con los que disfruto mucho cuando estoy con ellos. Les he visto crecer como toreros, incluso a algunos les he dado la alternativa y les he visto subir hasta el sitio donde están. Y la verdad es que eso es bonito.
P.- Ha sido protagonista en muchas faenas de antología ¿Cuáles son dignas de recordar o de mencionar?
R.- La faena que más ha trascendido en mi trayectoria ha podido ser la del toro “Cantapajaros” de Madrid: por la repercusión de la plaza, por el día y por la forma de torear. Evidentemente, ha habido muchas faenas que han tenido una intensidad muy grande pero han sido en otros escenarios. Pero si tuviera que destacar una, sin duda destacaría esta.
P.- Un torero tan joven seguro que tendrá alguna anécdota graciosa que contar…
R.- Hombre muchas. Prácticamente con la cuadrilla y con los compañeros, a diario. Pero yo destacaría sobre todo el ver crecer a los demás. Para mí es muy significativo el haber visto a chavales de novilleros sin caballos y ahora están alternando conmigo en las grandes ferias.
P.- ¿Se considera un gran torero y una gran persona?
R.- La verdad, yo no me considero nada. No me gusta elogiarme y tampoco me gusta que me elogien. No soy una persona que viva mucho el halago. Considero que tengo mucho más que dar, que lo que he conseguido. Y, tanto personalmente como profesionalmente, creo que tengo la oportunidad de dar mucho. Al final, me parece que es mucho más importante sacar más cosas afuera que recibir elogios.
P.- Hace ya un par de años que no aparece en el cartel de las Fiestas de la Magdalena de Castellón. ¿Tal vez no se llega a ningún acuerdo económico? O, por el contrario ¿Cree que no es conveniente su aparición en Castellón?
R.- A mi me encantaría porque Castellón ha sido una plaza importantísima en mi carrera -desde que toreé con picadores allí-. Llevamos dos años, efectivamente, que la empresa ni siquiera nos llama para contar con nosotros. O sea, que no es una cuestión de falta de entendimiento sino de nula comunicación.
En esta afable y simpática conversación también tiene palabras de recuerdo hacia la plaza de toros de Castellón -por la que siente un especial afecto- y destaca la figura del torero castellonense Abel Valls, a quien le augura un buen futuro. Y si algo quedó más que claro, al final de la entrevista, es que –según él- cada día está más cerca de lo que siempre quiso ser.
P.- ¿Cuándo comenzó a forjarse como torero? ¿De la mano de quienes inició esta historia?
R.- Siempre con mi padre. Él ha sido el puntal más importante de mi carrera, que siempre ha estado ahí a mi lado. Y luego, en la escuela taurina con el maestro Joaquín Bernardó y con Gregorio Sánchez -que fueron los que me ayudaron-. Sobre todo, Gregorio Sánchez que viajó siempre conmigo hasta que debuté con picadores.
P.- ¿Cuál fue la inquietud principal de aquel niño que quería ser torero y que pidió como regalo de Primera Comunión un capote de torero?
R.- A mí siempre me han gustado mucho los toros y la ilusión más grande que tenía era la de ser torero. Y bueno… en la Primera Comunión cuando les hacían un regalo a mis hermanos yo tenía claro que mi regalo era la posibilidad de empezar en este mundo.
P.- ¿Qué momento recuerda como el más importante, en sus inicios, que le ayudó a dar el gran paso?
R.- Más que un momento clave tengo un recuerdo muy bueno y de mucho agradecimiento a la escuela taurina. Creo que para mí esa etapa fue importantísima. Me forjé como torero y aprendí muchas cosas como persona.
P.- De sus inicios ya han pasado unos cuantos años ¿Cuántas corridas ha toreado ya?
R.- Yo creo que ya son 1200. Y la verdad que muchísimas.
P.- ¿Qué hace, normalmente, el Juli la víspera de un día de corrida? ¿Y el mismo día del debut?
R.- Generalmente, mucha tranquilidad, mucho tiempo para pensar. Soy una persona que veo que es muy importante la mentalización para torear. Creo que es un proceso espiritual muy importante en el que hay que saber y tener muy meditado todo lo que puede pasar. Y me gusta tener mucho tiempo para mí.
P.- ¿Qué toreros son un referente para usted? ¿Quiénes han marcado su estilo?
R.- Muchos. Yo he aprendido mucho de todos. Creo que el toreo es muy complejo como para resumirlo en un torero. Pero he aprendido cosas y ha habido toreros a los que les he tomado muchas formas técnicamente. Luego, evidentemente, las he transformado a mi toreo y las he introducido en mi forma de torear, con mi personalidad. Pero la técnica del toreo está ahí y está para todos. Para el que la quiera coger.
P.- ¿Con qué ganaderías o hierros le es más fácil practicar el toreo?
R.- Ahora mismo la ganadería de más garantías es la de Domecq, en general, por cantidad y por calidad. Luego hay otras ganaderías que me encantan. Pero a mi me gusta el toro bueno de todos los sitios. El toro bueno de Santa Coloma, de Atanasio, de Núñez,… Pero,… creo que –ahora mismo- el encaste Domecq es el que guarda más regularidad.
P.- ¿Qué opinión le merecen los Victorinos?
R.- Es una ganadería importantísima. Es peculiar y tiene sus teclas. Y a mí me encanta también el toro bueno de Victorino, puesto que creo que es un toro muy importante.
Un tipo de toro que a la gente le gusta. Que aunque no permita hacer el toreo que al público, de verdad, le gusta pero permite ver faenas a la antigua usanza y ver a los toreros preparados y superando esas dificultades.
P.- ¿Ha bordado El Juli el arte del toreo? ¿Ha impuesto una nueva modalidad en la plaza?
R.- Yo no he buscado eso tampoco. Ni se si lo habré conseguido o no. No era mi meta. Mi meta es mostrarme como torero. No quedarme nada dentro y salir a la plaza y ver. Ser capaz de transmitir al público. Que el público se emocione con lo que hago.
Al final, te das cuenta de que la historia da muchas vueltas y el destino es caprichoso. Pero mi ilusión es disfrutar y hacer disfrutar.
P.- ¿Cree que ya ha subido a lo más alto o nos queda algo por ver de usted?
R.- Profesionalmente, creo que estoy en un sitio en el que siempre he querido estar. Aún así creo que me quedan muchas cosas por conseguir, en cuanto a mi toreo. Cada día estoy más cerca de lo que siempre he querido ser y del torero que yo verdaderamente he llevado dentro. Pero, creo que me quedan más cosas. De hecho, sigo toreando por eso.
P.- ¿Con quien le gusta siempre compartir cartel?
R.- Me gusta con todos los toreros. Pero, evidentemente, hay ahora un plantel importantísimo de toreros jóvenes con los que disfruto mucho cuando estoy con ellos. Les he visto crecer como toreros, incluso a algunos les he dado la alternativa y les he visto subir hasta el sitio donde están. Y la verdad es que eso es bonito.
P.- Ha sido protagonista en muchas faenas de antología ¿Cuáles son dignas de recordar o de mencionar?
R.- La faena que más ha trascendido en mi trayectoria ha podido ser la del toro “Cantapajaros” de Madrid: por la repercusión de la plaza, por el día y por la forma de torear. Evidentemente, ha habido muchas faenas que han tenido una intensidad muy grande pero han sido en otros escenarios. Pero si tuviera que destacar una, sin duda destacaría esta.
P.- Un torero tan joven seguro que tendrá alguna anécdota graciosa que contar…
R.- Hombre muchas. Prácticamente con la cuadrilla y con los compañeros, a diario. Pero yo destacaría sobre todo el ver crecer a los demás. Para mí es muy significativo el haber visto a chavales de novilleros sin caballos y ahora están alternando conmigo en las grandes ferias.
P.- ¿Se considera un gran torero y una gran persona?
R.- La verdad, yo no me considero nada. No me gusta elogiarme y tampoco me gusta que me elogien. No soy una persona que viva mucho el halago. Considero que tengo mucho más que dar, que lo que he conseguido. Y, tanto personalmente como profesionalmente, creo que tengo la oportunidad de dar mucho. Al final, me parece que es mucho más importante sacar más cosas afuera que recibir elogios.
P.- Hace ya un par de años que no aparece en el cartel de las Fiestas de la Magdalena de Castellón. ¿Tal vez no se llega a ningún acuerdo económico? O, por el contrario ¿Cree que no es conveniente su aparición en Castellón?
R.- A mi me encantaría porque Castellón ha sido una plaza importantísima en mi carrera -desde que toreé con picadores allí-. Llevamos dos años, efectivamente, que la empresa ni siquiera nos llama para contar con nosotros. O sea, que no es una cuestión de falta de entendimiento sino de nula comunicación.
P.- No se si conocerá a Abel Valls –torero de Castellón-. ¿Cómo lo ve en estos comienzos?
R.- Si lo conozco y he visto su proceso de novillero. Lo vi sensacional, el año pasado, en la tarde de su alternativa y en la otra corrida –que para él fueron muy importantes-. Y la verdad, creo que es un torero que tiene muchas cualidades para ser figura del toreo. Evidentemente, es un camino largo y difícil pero al final –como le he dicho antes- el destino es un poco el que manda y es caprichoso. Pero con lecciones, ganas y trabajo… Además, se por gente en común, que es una persona que trabaja mucho y que vive mucho para el toro.
P.- Ha apuntado que estuvo en Castellón en alguna de sus ferias. Algo que nos quiera mencionar sobre ellas.
R.- Muchos recuerdos. Recuerdo la novillada que toree mano a mano con Alberto Ramírez –que es un torero de la tierra-. Y que fue maravillosa. Salimos los dos a hombres. Tengo un recuerdo muy grato de una corrida que maté de toros, de Victorino Martín. Otra tarde que corté cuatro orejas con el maestro Curro Romero, que para mí fue muy especial. También salí a hombros en una corrida de Jandilla. Ha habido tardes importantes. Pero también tuve alguna tarde con mala suerte o en la que incluso no estuve a la altura. Y, evidentemente, eso te decepciona. Pero bueno, es una plaza a la que le tengo cariño y que me da mucha pena –evidentemente- no estar.
P.- Ha cerrado ya el ciclo en América, ¿Qué tal ha ido la temporada allá?
R.- Bien. América para mí significa mucho. Es parte de lo que es la trayectoria de una figura del toreo. Y estoy a gusto allí. La gente vive con mucha pasión el mundo del toro. Y estoy volviendo un poco a mis orígenes, puesto que empecé allí como novillero con picadores y tengo un recuerdo muy grato -sobre todo de Méjico-.
Además, a raíz de ahí he conocido a mucha gente y muchos países y tengo una gran relación ahora mismo en Colombia, en Ecuador, en Venezuela, en Perú. Partiendo de que Méjico es para mí lo más importante.
P.- Existe gran pasión por usted, también en Castellón, aunque no se recompense con el cartel de la Magdalena. Sin embargo, tienes varias peñas…
R.- Sí, la verdad que sí. A primera hora hubo mucha gente de Castellón que se interesó por mí carrera. Algo que es bonito y de agradecer. Y estoy orgulloso y contento de ello.
P.- Decía San Agustín -obispo de Hipona-: “Guarda el orden y el orden te guardará”. ¿Cómo guarda un torero el orden entre lo profesional y lo privado? ¿Y más ahora que usted ya está casado?
R.-Yo he sido muy estricto. Muchas veces he pensado que demasiado. Pero luego al ver como está el mundo de la televisión y el espectáculo del corazón, pues la verdad me alegro mucho de haber sido así. Tal vez he podido dañar algo mi popularidad, pero creo que mi vida privada es mucho más importante que la popularidad y que todo. Así que estoy orgulloso y contento de haber actuado así. Y, también, he tenido la suerte de que la gente que ha estado a mi lado ha sabido valorarlo así y piensa igual que yo –que también es una suerte-.
P.- ¿Cómo reacciona ante los comentarios acerca de su vida privada que emanan de la prensa del corazón?
R.-Yo me mantengo muy al margen de los comentarios. La verdad es que no vivimos nada el ambiente social, en cuanto a la televisión se refiere. Tenemos nuestro grupo de amistades –que algunos son del mundo del toro y otros no- pero siempre gente sencilla y humilde. Gente normal, como nosotros.
Yo mismo me doy cuenta de que es difícil vivir en un mundo con tanto egocentrismo, y con tanta exposición hacia todo el público. Es difícil vivir así, pero creo que he conseguido superarlo. Sobre todo por la suerte que he tenido al contar con la gente que ha estado a mi lado –manteniéndome absolutamente al margen de muchas cosas-.
R.- Si lo conozco y he visto su proceso de novillero. Lo vi sensacional, el año pasado, en la tarde de su alternativa y en la otra corrida –que para él fueron muy importantes-. Y la verdad, creo que es un torero que tiene muchas cualidades para ser figura del toreo. Evidentemente, es un camino largo y difícil pero al final –como le he dicho antes- el destino es un poco el que manda y es caprichoso. Pero con lecciones, ganas y trabajo… Además, se por gente en común, que es una persona que trabaja mucho y que vive mucho para el toro.
P.- Ha apuntado que estuvo en Castellón en alguna de sus ferias. Algo que nos quiera mencionar sobre ellas.
R.- Muchos recuerdos. Recuerdo la novillada que toree mano a mano con Alberto Ramírez –que es un torero de la tierra-. Y que fue maravillosa. Salimos los dos a hombres. Tengo un recuerdo muy grato de una corrida que maté de toros, de Victorino Martín. Otra tarde que corté cuatro orejas con el maestro Curro Romero, que para mí fue muy especial. También salí a hombros en una corrida de Jandilla. Ha habido tardes importantes. Pero también tuve alguna tarde con mala suerte o en la que incluso no estuve a la altura. Y, evidentemente, eso te decepciona. Pero bueno, es una plaza a la que le tengo cariño y que me da mucha pena –evidentemente- no estar.
P.- Ha cerrado ya el ciclo en América, ¿Qué tal ha ido la temporada allá?
R.- Bien. América para mí significa mucho. Es parte de lo que es la trayectoria de una figura del toreo. Y estoy a gusto allí. La gente vive con mucha pasión el mundo del toro. Y estoy volviendo un poco a mis orígenes, puesto que empecé allí como novillero con picadores y tengo un recuerdo muy grato -sobre todo de Méjico-.
Además, a raíz de ahí he conocido a mucha gente y muchos países y tengo una gran relación ahora mismo en Colombia, en Ecuador, en Venezuela, en Perú. Partiendo de que Méjico es para mí lo más importante.
P.- Existe gran pasión por usted, también en Castellón, aunque no se recompense con el cartel de la Magdalena. Sin embargo, tienes varias peñas…
R.- Sí, la verdad que sí. A primera hora hubo mucha gente de Castellón que se interesó por mí carrera. Algo que es bonito y de agradecer. Y estoy orgulloso y contento de ello.
P.- Decía San Agustín -obispo de Hipona-: “Guarda el orden y el orden te guardará”. ¿Cómo guarda un torero el orden entre lo profesional y lo privado? ¿Y más ahora que usted ya está casado?
R.-Yo he sido muy estricto. Muchas veces he pensado que demasiado. Pero luego al ver como está el mundo de la televisión y el espectáculo del corazón, pues la verdad me alegro mucho de haber sido así. Tal vez he podido dañar algo mi popularidad, pero creo que mi vida privada es mucho más importante que la popularidad y que todo. Así que estoy orgulloso y contento de haber actuado así. Y, también, he tenido la suerte de que la gente que ha estado a mi lado ha sabido valorarlo así y piensa igual que yo –que también es una suerte-.
P.- ¿Cómo reacciona ante los comentarios acerca de su vida privada que emanan de la prensa del corazón?
R.-Yo me mantengo muy al margen de los comentarios. La verdad es que no vivimos nada el ambiente social, en cuanto a la televisión se refiere. Tenemos nuestro grupo de amistades –que algunos son del mundo del toro y otros no- pero siempre gente sencilla y humilde. Gente normal, como nosotros.
Yo mismo me doy cuenta de que es difícil vivir en un mundo con tanto egocentrismo, y con tanta exposición hacia todo el público. Es difícil vivir así, pero creo que he conseguido superarlo. Sobre todo por la suerte que he tenido al contar con la gente que ha estado a mi lado –manteniéndome absolutamente al margen de muchas cosas-.
P.- Con respecto a la polémica taurina suscitada en Cataluña, como torero y como principal protagonista de la fiesta ¿qué opinión le merece?
R.- Me parece raro que en una época en la que se habla de la libertad de expresión -en todos los ámbitos- se recurra a la prohibición del mundo de los toros. La verdad es que me parece algo bastante ilógico. Creo que el mundo de los toros está ahí y tiene muchos años de tradición, de cultura, y sinceramente, pues me parece tan fácil como que al que le guste que vaya y al que no le guste que no vaya.
P.- ¿Qué cree usted que le falta a El Juli en su vida? O, tal vez, ¿cree que lo tiene todo?
R.- Personalmente, creo que me falta tiempo. Creo que los pasos de mi vida los he ido llevando lo mejor que he podido. Aunque si que es verdad que he tenido alguna carencia en la infancia porque no la he podido vivir como un niño normal. Pero ahora mismo lo que me falta es tiempo y vivir sensaciones que, las estoy viviendo, pero…
P.- ¿Se le ha entregado el público con facilidad o se lo ha trabajo usted día a día?
R.- En mi primera época, el público se me entregó no con facilidad ni con dificultad. Sino porque era algo que surgió así. Puesto que la gente se entrega porque tú te entregas. Y luego me costó mucho la evolución, la transición de mi toreo. Y me ha costado mucho que se me reconozca y que se me valore. Creo que el proceso de niño a hombre, de novedad a figura y mi consolidación han sido los más duros, sin ningún tipo de duda.
P.- ¿Cómo lleva el tema de la fama –el ser una persona conocida-?
R.- Me da vergüenza porque al salir a la calle me reconocen y se hace enseguida un grupo de gente a mi lado. No deja de darme vergüenza, pero bueno…Lo llevo bastante bien siempre y cuando sea en el ámbito profesional. Cuando estoy con algunos amigos me cuesta un poco más de trabajo…
En lo privado, más que agobio me da vergüenza por mis amigos. Porque no me gusta destacar en cuanto a eso y me gusta ser uno más entre ellos.
R.- Me parece raro que en una época en la que se habla de la libertad de expresión -en todos los ámbitos- se recurra a la prohibición del mundo de los toros. La verdad es que me parece algo bastante ilógico. Creo que el mundo de los toros está ahí y tiene muchos años de tradición, de cultura, y sinceramente, pues me parece tan fácil como que al que le guste que vaya y al que no le guste que no vaya.
P.- ¿Qué cree usted que le falta a El Juli en su vida? O, tal vez, ¿cree que lo tiene todo?
R.- Personalmente, creo que me falta tiempo. Creo que los pasos de mi vida los he ido llevando lo mejor que he podido. Aunque si que es verdad que he tenido alguna carencia en la infancia porque no la he podido vivir como un niño normal. Pero ahora mismo lo que me falta es tiempo y vivir sensaciones que, las estoy viviendo, pero…
P.- ¿Se le ha entregado el público con facilidad o se lo ha trabajo usted día a día?
R.- En mi primera época, el público se me entregó no con facilidad ni con dificultad. Sino porque era algo que surgió así. Puesto que la gente se entrega porque tú te entregas. Y luego me costó mucho la evolución, la transición de mi toreo. Y me ha costado mucho que se me reconozca y que se me valore. Creo que el proceso de niño a hombre, de novedad a figura y mi consolidación han sido los más duros, sin ningún tipo de duda.
P.- ¿Cómo lleva el tema de la fama –el ser una persona conocida-?
R.- Me da vergüenza porque al salir a la calle me reconocen y se hace enseguida un grupo de gente a mi lado. No deja de darme vergüenza, pero bueno…Lo llevo bastante bien siempre y cuando sea en el ámbito profesional. Cuando estoy con algunos amigos me cuesta un poco más de trabajo…
En lo privado, más que agobio me da vergüenza por mis amigos. Porque no me gusta destacar en cuanto a eso y me gusta ser uno más entre ellos.